Desestabilizada por el imperialismo estadounidense, Centroamérica ahora enfrenta catástrofes climáticas

En este momento, Centroamérica está sufriendo la aceleración de los desastres naturales provocados por el cambio climático. Inmediatamente después del reciente huracán Eta y durante una terrible pandemia, el huracán Iota ha azotado la región, afectando predominantemente a comunidades indígenas, afrodescendientes y negras. La situación provocada por cambios climáticos se ha agravado por las decisiones de gobiernos violentos y corruptos apoyados por los Estados Unidos.

Iota considered the strongest hurricane in history to hit Nicaragua,  government says - CNN
Iota considered the strongest hurricane in history to hit Nicaragua.

Las comunidades indígenas y afrodescendientes en Centroamérica han advertido durante mucho tiempo contra los efectos del cambio climático y la destrucción ambiental causada por proyectos extractivistas operados por y de propiedad extranjera. Algunos ejemplos incluyen represas hidroeléctricas, minas, plantaciones de palma africana y extracción de petróleo, entre otros. Los defensores de la tierra y los protectores del agua han sido perseguidos por gobiernos represivos que también han utilizado la pandemia para incrementar la militarización y continúan recibiendo armas y ayuda financiera militar de los Estados Unidos. En Triunfo de la Cruz, Honduras, cinco defensores de la tierra Garífunas, fueron secuestrados por hombres vestidos como policías el 18 de julio. Además, activistas Mayas han sido secuestrados, asesinados o perseguidos; otros se han visto obligados a huir y buscar refugio en otro lugar.

Los Estados Unidos ha intervenido históricamente en Centroamérica a través de sus ambiciones imperialistas de acuerdo con la Doctrina Monroe, que considera a América Latina como su patio trasero. Estos incluyen, pero no se limitan a: la ocupación de Nicaragua desde 1912 a 1933 y la instalación de las dictaduras de Somoza; liderar un golpe de estado contra un presidente elegido democráticamente en Guatemala, Jacobo Arbenz, en 1954 después de aprobar las reformas agrarias necesarias que redistribuyeron la tierra; ayudar y trabajar con las dictaduras salvadoreña, hondureña y guatemalteca para cometer masacres y genocidio durante las guerras civiles centroamericanas; equipar ilegalmente a los contrarrevolucionarios para crear la guerra con los sandinistas que liberaron a su país de las dictaduras somocistas; la invasión de Panamá en 1989; y el golpe de estado de 2009 contra el presidente hondureño Manuel Zelaya.

Estas políticas imperialistas e intervencionistas de los Estados Unidos continúan hoy, más recientemente a través de la Alianza para la Prosperidad bajo Obama, que fue reforzada por Trump. Los Estados Unidos envía millones en fondos para la militarización de la región, promueve la neoliberalización y la austeridad, promueve el extractivismo y el control del monopolio estadounidense. Los Estados Unidos también forzaron los acuerdos de Tercer País Seguro que deportan refugiados a Guatemala. Biden solo continuará estas políticas y apoyará a los gobiernos centroamericanos corruptos y violentos como los de Guatemala, Honduras y El Salvador, gobiernos que no han ayudado a las comunidades durante la pandemia ni durante el caos provocado por los huracanes Eta e Iota. Por ejemplo, el 18 de noviembre, el Congreso de Guatemala votó rápidamente para reducir los fondos para los programas de derechos humanos, salud y nutrición, y aumentar los fondos para sus gastos personales y viáticos. Comunidades indígenas y autoridades ancestrales han denunciado estas acciones.

La devastación producida por los huracanes Eta e Iota tiene consecuencias tanto a corto como a largo plazo. Se han destruido cultivos, hogares, infraestructura y carreteras, lo que significa que las personas no tendrán acceso a alimentos ni refugio el próximo año. Los casos de Covid-19 están aumentando debido a la falta de apoyo y porque la gente apenas soporta el hambre. Mientras tanto los Estados Unidos continúan deportando a niños y familias, muchas veces sabiendo que han contraído el coronavirus. Dado esta situación, pedimos a todos los que pueden apoyar los esfuerzos de ayuda mutua para a las comunidades, especialmente a las comunidades indígenas, afrodescendientes y negras, que más lo necesitan.

Exigimos que:

  1. Los Estados Unidos inmediatamente dejen de deportar las personas;
  2. Eliminar el financiamiento militar para Centroamérica;
  3. Combatir el cambio climático apoyando a las comunidades indígenas y el Red Deal.
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